Ritos Indígenas
Las fiestas patronales en Chiapas son mezclas vibrantes de lo indígena y lo católico, con días de celebración intensa que implican organización comunitaria, trajes tradicionales, procesiones, música, comida y danza. La religión se vive con devoción, pero también con color y resistencia cultural.
Una de las más famosas es la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, en honor a San Sebastián Mártir. Dura del 8 al 23 de enero y es una explosión de cultura. Aquí desfilan los Parachicos, hombres enmascarados que bailan por las calles con sonajas y máscaras de madera, en señal de fe, alegría y promesa. Esta tradición es tan única que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010. Su origen es mezcla de leyenda y sincretismo: se cuenta que un niño español enfermo fue curado gracias a los rezos del pueblo, y desde entonces, se baila "para el chico".
En pueblos tzotziles como San Juan Chamula, la celebración de San Juan Bautista (24 de junio) combina procesiones católicas con rituales ancestrales: dentro de la iglesia, se queman velas, se reza en tzotzil, se hacen ofrendas de refrescos, pox, gallinas, y se pide protección a los santos, que aquí actúan más como espíritus tutelares que como figuras bíblicas.
En muchos pueblos, las fiestas incluyen procesiones nocturnas, cohetes, bandas de viento, danzas del venado, del tigre o de la conquista, y cada una tiene un significado simbólico y espiritual que va más allá del festejo: es una forma de mantener vivos los lazos con los ancestros y con la tierra.