Organización social y política
La sociedad maya era como una pirámide—literal y figuradamente. En la cima se encontraba el "k'uhul ajaw" o rey sagrado, considerado un intermediario entre los dioses y los humanos. Su poder era absoluto, y combinaba funciones políticas, militares y religiosas. Estos reyes venían de una nobleza hereditaria, cuyas familias competían por el prestigio y el linaje divino.
Bajo el rey estaban los sacerdotes, quienes tenían el conocimiento astronómico, calendárico y ritual. Eran esenciales para interpretar señales divinas y organizar ceremonias. Les seguían los nobles guerreros, los burócratas y administradores, que garantizaban el orden y cobraban tributos.
Más abajo se encontraba el pueblo común: agricultores, artesanos, comerciantes y obreros, quienes sostenían la economía y la vida cotidiana. Aunque no tenían privilegios, su trabajo era esencial para que las ciudades funcionaran.
Finalmente, en la base, estaban los esclavos, muchas veces prisioneros de guerra, utilizados para trabajos forzados o sacrificios humanos. Esta estructura reflejaba un mundo profundamente jerárquico, donde la religión y la política eran inseparables.